martes, 30 de octubre de 2012

Cuando Pedro llegó

Me cuesta escribir, un gorjeo suena en el sofá en el estudio donde intento trabajar, miro hacia allí y unos ojos claros me miran y sonríen. Si, ahí está, pensaba que era imposible querer a nadie como quería a mi Princesa hasta que Pedro llegó.
El 30 de mayo tras un día de largos paseos, subidas, bajadas, luchas internas y externas, carniceros y payasos sin gracia llega mi guerrero pues eso parecía cuando por fin le tuve en brazos, un gran guerrero que había luchado contra el fuego burbujeante, las arenas resplandecientes y los R.A.G para salir victorioso de brazos de su madre. 
Esta entrada viene a ser un exorcismo de los demonios que nos rodearon ese día, tengo que echarles de mi cabeza y de mi alma a lo que mi pequeño gran guerrero me ayuda todos los días. Cuando el día amanece melancólico y las cicatrices duelen, recuerdo todo aquello y me entra una vena vengadora que solo se me pasa viéndole a él y me dejo llevar por el gorjeo y porque sé, que cualquier cosa que hiciera me iba a quitar tiempo de estar con él y entonces volverían a ganar.
No quiero entrar en historias de terror que cuentan a las embarazadas por la noche, tan solo recordar que has de hacer lo que el cuerpo te pida sin importar lo que diga NADIE y entonces no podrás echarte nada en cara. Aunque es cierto que a ciertos "profesionales" de la salud les deberían quitar el carnet de personas.

Y otra vez volvió a suceder, tu vida da otra vuelta de tuerca y de un día a otro no sabes como vivirías sin esa personita que tienes en los brazos que hace que todo se haya duplicado, las alegrías, las preocupaciones y las lavadoras.
Y el Reino creció... ya tenía su Rey, la Princesa Valiente y ahora el Pequeño Guerrero, con nombre de Rey Tranquilo.


5 comentarios:

Tremandur dijo...

AMEN mi niña...

un beso, luchadora y otro a ese futuro jugador de rol empedernido ;P

anix dijo...

Ánimo guapa! Esos ojazos de tu guerrero te harán olvidar, que no perdonar, y, desde luego, la razón la tienes pero el tiempo con él no tiene precio

Amaya dijo...

Te entiendo, porque yo no vi batas, pero tampoco caras alegres.

Te digo lo que me digo a mí misma: Perdiste una batalla, ganaste la guerra y el mayor de los tesoros.

El Rey dijo...

No malgastes demasiado tiempo mi vida en pensar en los malos momentos que vivimos ese largo dia y procura recordar con ternura algunos que no lo fueron tanto, como por ejemplo hacer Trekking unas pocas horas antes de encender otra luz tras luchar como una valiente guerrera para darle a Tu rey otro regalo que no puede describir con palabras.
Te quiero mucho

LA COCINA DE CATI dijo...

oooohhhh!!!!me encanta tu blog!!!!el como hablas!!!!me quedo por aqui,no me quiero perder nada!!!
un besote y te animo que escribas mas tu blog,por que es precioso

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